viernes, 1 de diciembre de 2017

Diciembre, todo a la balanza




Son las 2:45 de la madrugada. El mundo duerme. Bueno no. El mundo no. El Hemisferio Sur duerme. Bueno, no tampoco. Sudamérica duerme. ¿Tendrá sueño Sudamérica? No creo.

En Colombia, algún alma imsomne andará dando vueltas en la cama, procurando poder dormir finalmente.

Mejor lo simplifico. En mi ciudad todos duermen. Se oyen los grillos. Hay una luciérnaga dando vueltas por mi terraza, titilando en la oscuridad de manera intermitente como un foquito de luz a punto de quemarse.

A mi genio creativo le gusta salir de su lámpara por la madrugada, cuando el todo el mundo (bueno, ya expliqué que el mundo entero no, pero se entiende) duerme.

El día que encuentre a mi Aladín interno le voy a regañar fuertemente por andar frotando lámparas y pidiendo deseos a altas horas de la noche.

Debe ser de otro país. Aladín digo. De otra forma no me explico que tenga los horarios tan cambiados, y ordene salir al genio cuando yo quiero dormir; que mañaba (bueno, hoy) tengo que levantarme a las siete de la mañana.

Mi genio creativo de cuerpo de humo ya está aquí, mirándome de frente, me implora que escriba estas líneas.

 -Escribí, escribí...- me dice.

-Quiero dormir, quiero dormir- le contesto.

El genio no es extranjero como Aladín, estoy segura de que sí que es argentino, porque me contesta:

 -¿Y a mí qué me importa? Ya salí de esa lamparita de morondanga, ahora haceme el favor... escribí.

- ¡Ah! ¡Pero que viveza la tuya! ¿Acaso sos vos quien se tiene que despertar a las siete de la mañana?

-No, no. Pero ¿Cómo se te ocurre que escriba yo? Estoy hecho de humo ¡Jelouuuuu! ¿me ves?

-Ok. Hablemos entonces. ¿Acerca de qué querés que escriba?

-Hablemos de diciembre.

-¿Diciembre?

-Si, diciembre... Papá Noel, comilonas de fin de años, arbolitos, ya sabés... lo de siempre. Paz y amor. Lucecitas en las casas. Compras desenfrenadas, duendes yankees, fiestas de fin de año, sidra y pan dulce. Eso, diciembre. Medias en la chimenea.

-Disculpame, pedazo de genio...- para mis adentros, pienso que este genio es un pelmazo- ...pero diciembre es mucho más que eso. Además, en el hemisferio sur las fiestas de fin de año son: calor, transpiración, ropa pegada al cuerpo, cuarenta grados centígrados en plena noche.

"Y no usamos chimeneas. ¡Tampoco medias! Imaginate, un poco más y queremos andar desnudos ¡qué vamos a usar medias! ¿Estás loco?

Diciembre es mucho más que la ensalada de frutas después del asado de Navidad. Diciembre es un mes de balance, de reflexión, de evaluación."

-Si el mes de las evaluaciones cuando no aprobás la materia del colegio. No, no. No me estás entendiendo... diciembre: fiesta, joda, chupi, y helado de postre si así te gusta más señora con calor del hemisferio Sur.

-Escuchame un cachito, genio...encima que me venís a las tres de las mañaba a romperme los kinotos, me salís con cualquier gansada. Diciembre es el mes en que se renuevan las energías planetarias, es un mes de cerrar un capítulo y prepararse para escribir uno nuevo. Es el anticipo del año que se avecina... es...

-¡Pufffff! Mirale vos a doña artesana con calor del hemisferio Sur, hablando de energías planetarias. ¿No te basta enredar los hilos y destejer muñecos? ¿Energías planetarias? ¡Fuaaaa!

-Disculpame querido, doña artesana lee ¿sabés? Lee, curiosea, investiga. Además las culturas antiguas ya lo sabían...

-¿Sabían de joda y chupi? ¡Claro que sí! ¡Esos sí que sabían divertirse! Ahí le tenés al señor cuernitos, dios del vino ¿Cómo se llamaba ese con las patas de carnero?

-¡Noooo! Me refiero a que sabían lo de las energías planetarias.

-Bueno, dale. Ponele. Hablemos de diciembre de una vez, que vos con tu discurso sabiondo ya me estás dando sueño...

Diciembre para mi es un mes de introspección. Diciembre es poner once meses en la balanza y decir: "No alcanzé los objetivos que me propuse, si Dios me lo permite, y me otorga otra oportunidad, viviré el siguiente año. Esta vez, me esforzaré un poco más."

O decir: "¡Lo logré! Alcanzé mis objetivos y si Dios me lo permite el año que viene iré por más."

Todo va a la balanza: alegrías, tristezas, logros, fracasos. Aventuras, rutinas. Experiencias nuevas y repetidas. Amor dado, amor recibido. Momentos compartidos, lecciones aprendidas. Todo.

Si, también cantidad de muñecos tejidos y pedidos terminados. También eso. ¿A cuántos niños hice sonreír este año, aparte de mi hijo cuando le hago cosquillas o caras de payaso? ¿Cuánta felicidad construí a mi alrededor haciendo lo que amo?

Diciembre. Todo a la balanza.

¿Cuántas caras y nombres nuevos? ¿Cuántas sonrisas? ¿Cuántos reencuentros?

El genio de mal genio se durmió con mi discurso meloso. Mejor. Porque yo también tengo sueño.

Empieza diciembre y yo me arrincono en algún oscuro rincón de mi alma para tomarme el examen de fin de año.

Me tengo fe. Hice la tarea. Estudié mucho. Di lo mejor de mí. Yo creo que voy a aprobar esta vez. El 2017 es y ha sido un año luminoso y maravilloso para mí.

Comencé este Diario, que tantas satisfacciones me ha dado. Tuve la oportunidad de que miles de personas me leyeran. Y otras miles utilizaran mis tutoriales y publicaciones para resolver un problema artesanal en el blog de Aramela Artesanías. Hice felices a una decena de niños (y no tan niños) que amaron sus amigurumis. Y casi un centenar de bebés prematuros recibieron su pulpito solidario.

Conocí virtualmente a colegas de Iberoamérica y comparto sus trabajos e historias en la Fan Page de Aramela Artesanías. También conocí personalmente mujeres talentosas, con un corazón tan enorme que me siento bendecida de haber vivido experiencias hermosas junto a ellas.

Comencé a escribir mi futuro primer libro. Aprendí cosas que jamás soñé aprender. Ahora se lo que significa SEO y copywriter.

Diciembre te recibo con los brazos abiertos ahora que el genio gruñón se fue a dormir.
Te recibo con el corazón rebozante de felicidad y el alma llena de gratitud. Gratidão, como dicen mis amigas brasileñas. Sin duda, una de mis palabras preferidas en portugués; ya que nunca imaginé que este año iba a terminar entendiendo conversaciones enteras en ese idioma, o que a través del amor iba a poder comunicarme con colegas que no hablan español.

En la balanza de este año pesa más el amor que dí, aunque lo equilibra en buena parte, la cantidad enorme de amor que recibí.

2017. Un ovillador casero de hilo para no enredar la madeja y agujas de crochet para no destejer tanto. ¡Y hasta pantuflas nuevas!

Mis queridas lectoras. Las invito a aprovechar el vientito fresco de las nuevas energías planetarias para poner todo en la balanza e imaginar ese nuevo proyecto que van a empezar, llamado 2018.

Imaginen tejer la trama del año que se avecina, con dedicación y pasión. Imagínenlo y veánlo en su mente como si ya estuviese terminado. Guarden esa imagen. Saquénle una foto. Hagánle una captura de pantalla.

Hagan lo mismo que hacen antes de iniciar una nueva artesanía, un nuevo tejido: visualícenlo como si ya lo tuvieran en sus manos. No tengo que decirles que visualicen con amor, porque ningún artesano trabaja con sus manos por obligación. Ninguno. Un artesano sería incapaz de imaginar un proyecto sin entuasiasmo.

Volvamos a la imagen ¿la tienen? Grábenla a fuego. Recuérdenla.

Recuérdenla bien. Porque les prometo que va a suceder algo mágico, algo que sucede cada vez que diseñan su próximo proyecto artesanal. Al tomar su aguja, su pinza, o su herramienta de trabajo, van a empezar a dotarle de vida a esa nueva obra de arte...

¡Pero eso es sólo el principio de la magia! Al finalizar la tarea, va a suceder lo que pasa la gran mayoría de las veces que nos entregamos a nuestras manualidades con pasión: va a quedar mejor de lo que esperábamos. No como lo visualizamos. No cómo lo grabamos en la mente. Mejor.

Y ese es mi deseo para todas ustedes, mis queridas lectoras: que su flamante 2018 les quede mejor de lo que ustedes mismas imaginaron.

Que aunque es preciso que tengamos muy claro lo que queremos alcanzar, también hay que darle espacio a la Vida, tan maravillosa y milagrosa, para que nos toque con su varita mágica, haga salir al genio de su lámpara y nos brinde algo todavía mejor de lo que somos capaces de soñar.

Buenas noches.

Y a vos Aladín extranjero...¡ya te voy a encontrar!






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