Creemos que nuestros pensamientos no tienen importancia porque no los vemos, creemos que no producen consecuencias en el mundo físico porque no podemos tocarlos...
Hoy
aprendí algo que sabía en teoría y que de vez en cuando tomaba
conciencia e intervenía de manera voluntaria para modificarlo: tengo que
poner cuidado en lo que pienso.
Por
la tarde reflexionaba en lo efímera que es la vida, en que estamos aquí
un instante. En que de un momento a otro y sin previo aviso se nos
puede "apagar la luz"...
Unas horas después estaba en con mi familia, charlábamos en una vereda, y una moto fuera de control con dos pasajeros se estrelló a unos centímetros de nosotros.
La moto subió a la vereda donde nos encontrábamos. El motor se apagó súbitamente quedando la moto frenada justo al lado de la pierna de mi papá que sostenía en brazos a mi hermanito de dos años. A mi derecha mi madrastra, que me corrió de un empujón; a mi izquierda mi concuñada con mi sobrino de diez meses.
Mi marido y mi hijo, un minuto antes de la colisión de la motocicleta con el cordón de la vereda, habían ido a caminar hasta la esquina.
De los pasajeros de la moto, uno salió ileso, la otra chica si fue al hospital, al parecer con heridas leves.
No puedo evitar responsabilizarme por mis pensamientos. Es cierto, yo no manejaba esa motocicleta y pude haber estado en cualquier otro lugar en el preciso momento del accidente.
Pero pienso en cuanta casualidad y la relación que había entre lo que acababa de suceder y en lo que yo pensaba sólo unas horas antes.
No todos los días me despierto y me digo "hoy voy a reflexionar en la finitud de la vida" u "hoy me voy a recordar con mucha vehemencia lo corto que es nuestro tránsito por el mundo". No.
Generalmente me despierto y pienso en todas las cosas que tengo que hacer, o me fijo los logros que quiero alcanzar ese día. Mi cabeza y mi día suelen ser una larga lista con ítems para tachar.
¿Porqué me puse a pensar en eso justo hoy? No sé. Quizás porque me di cuenta que en vez de hacer anotaciones de tareas pendientes podría empezar a hacer listas con los besos y abrazos que quiero dar a mi seres queridos, o escribir como pendientes esas salidas terapeúticas con mis amigas que postergo para después por falta de tiempo.
Quizas podría usar el teléfono para algo más que editar fotos y videos de artesanías o mandar whatsapp para avisar cosas sin importancia. Podría usarlo tal vez para llamar a mis hermanos y preguntarles como están. O simplemente para decirles cuanto los amo.
Porque al final de todo ¿Qué es de verdad importante?
Si esa moto no hubiese frenado al lado de la pierna de mi papá, a estas horas es posible que él, mi hermanito, mi madrastra, mi concuñada, mi sobrino de diez meses y yo, muy probablemente estaríamos en el hospital. Fue una desgracia con suerte, por decirlo de alguna manera.
Cuando una hora después me dejaron de temblar las piernas del susto, comprendí rápidamente la conexión entre lo sucedido y lo previamente pensado: estamos aquí un suspiro de tiempo. En cualquier momento inesperado una motocicleta fuera de control puede subirse a la vereda, chocarme de frente y enviarme contra una vidriera.
¿Qué es de verdad importante para mí como para hacer que ese suspiro de vida valga la pena?
Y sobretodo... ¿Cuáles de todos los millones de pensamientos que tengo al día significan realmente algo?
Porque la vida misma acaba de mostrarme de manera práctica como lo que pensamos se refleja en la realidad. Me acaba de enseñar que los pensamientos son cosas y que el hecho de que no los veamos no quiere decir que no produzcan un efecto tangible en el mundo real.
Eso lo sabía en teoría, claro. Recién ahora lo aprendí de verdad.
A partir de este momento, me veo en la imperiosa necesidad de prestar más atención a lo que pienso, desechar los pensamientos inútiles con firmeza y conservar los importantes... para seguir pensando en ellos. Para que produzcan los resultados deseables que quiero experimentar.
Creemos que lo que pensamos no es nada, que no generan las situaciones que vivimos a diario. Los pensamiento podrán ser invisibles, pero a cada momento estan moldeando nuestra propia realidad.
Si estamos aquí un suspiro es mejor pensar en lo fabuloso que es estar vivos, y no en lo pasajero de nuestra existencia.
Moraleja:
-Tengo que prestar más atención y pensar con conciencia.
Nota mental:
-Permanecer en la vereda no es tan seguro como yo creía.
-Que bueno es estar viva para escribir y compartir con ustedes estas líneas.
-Recordarme más a menudo: los pensamientos son cosas y moldean a cada momento la realidad que vivo. ¿Cómo quiero que sea esa realidad? ¿Aterradora o bella?
Todos tenemos la libertad y el poder de elegir que pensamos. Libre albedrío, lo llaman.
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Hola Cecy!
ResponderBorrarEstoy un poco lenta con la lectura de los blogs amigos y recién llego a este posteo tuyo de hace casi dos semanas. Me alegra que toda tu familia esté bien, primero que nada.
Justamente hoy estaba tratando de discernir cómo es esto de que nuestros pensamientos moldean nuestro mundo material. Quizás porque temprano escuché tres minutos de una "coach emocional". Quizás porque el planteo de por qué no vivo bárbaro cuando tengo mucho para que así sea me come la cabeza. Vaya a saber por qué pero me estoy cuestionando esto mismo de vivir con conciencia. Por lo pronto, logré una semana completa de buen humor en la oficina, que ya es bastante jajaja.
Y parece fácil de cumplir, pero es re difícil, cuidar nuestro pensamiento...
Un besote!
Hola Ceci!! De una u otra forma estas llegando a lo que trataba de explicarte (y no me salía) hace unos meses atras. Es realmente muy agotador cuidar nuestros pensamientos...no es tarea sencilla..por eso los que saben de esto recomiendan 5 min de meditación diaria y hacer afirmaciones (para que el subconciente se vaya haciendo la idea de que a partir de ahora vamos a pensar diferente) la repetición de las afirmaciones con el tiempo logra que ya no tengamos que "cuidar" tanto lo que pensamos, porque el subconciente ya se habituó a la nueva idea y la usa "por defecto".
BorrarNo es algo de un día para el otro..es un trabajo diario... y muchas veces en el proceso se "nos salta la cadena" y hay que volver a empezar.
Sin embargo los cambios aunque al principio son imperceptibles, son un gran avance. Una semana de buen humor en la oficina es grandioso si los comparas con los últimos años. Es una diferencia. Merece celebración!
Cuando empezas a sentirte bien, es más facil redirigir el timón si te deprimis de vuelta. Todo nuestro organismo esta creado para buscar el placer y evitar el dolor. Pensandolo bien, estar mal es lo antinatural.
También dicen los que saben que si persistimos en una conducta que nos hace sentir mal, es porque esta conlleva algún placer secundario, o algún beneficio a corto plazo. (Da para largo el tema). En fin.
A medida que vayas haciendo avances, tus pensamientos van a hacer eco en tu realidad con más rapidez. Por ejemplo... algo que pensé hace 3 años atras se hace realidad hoy, ponele. Ese lapso de tiempo es tan prolongado que es dificil que encuentre la relación entre lo que pensé hace 3 años y lo que me sucede hoy.
Pero cuando el tiempo empieza a acortarse como me paso, es dificil hacerme la loca conmigo misma y no darme cuenta que manifesté lo que pensé unas horas atrás.
Y ahi empezás a ser conciente...
Me alegra un monton que hayas comenzado este camino de ida sin retorno... porque vas a encontrar la plenitud que estás buscando.
Te mando un super abrazo!!