Se viene el cumpleaños número uno de "¿Te parece caro mi trabajo?"
y aunque mi amiga Andrea me ha sugerido que haga una fiesta, con
souvenires y demás -¡ay esta Andre! ¡Qué tremenda!- no me veo pintándome
la naríz de payasa, que ni la necesito para serlo. Eso me sale
naturalmente. Lo de payasa, se entiende supongo.
Bueno,
les venía diciendo que se viene el cumpleañitos number one del post más
leído, compartido, recompartido, -y plagiado- que escribí en toda mi
vida. Ninguna otra publicación, foto, post, de ninguno de mis otros
blogs o páginas de Facebook, ha tenido la repercusión que éste tuvo en
el ámbito de las tejedoras de gumis.
Ha llegado también a otros artesanos y artesanas que, aunque no tejan amigurumis, confeccionan artículos hechos a mano. De una u otra forma, ellos se sintieron identificados con el escrito. Las devoluciones que me han hecho respecto al artículo son casi todas iguales: "Gracias por poner en palabras lo que siento, y que no sabía como expresarlo".
De alguna manera, conseguí canalizar una frustración común a los artesanos, una herida abierta en todos nosotros. Algo con lo que luchamos diariamente: defender nuestro trabajo.
Hoy me toca mirar para atrás, por el espejito retrovisor, con el corazón lleno de nostalgia, alegría y emoción, por todo lo bueno que ese post tan polémico ha traído a mi vida. Será mi manera de celebrar el cumple: escribiendo, recordando, y contándoles un poco del detrás de escena, la causa de esas líneas, la genésis misma.
Generalmente todo lo que me incomoda y molesta lo sublimo escribiendo. Ese post no fue la excepción. Quizás mi ángel me iluminó en aquél momento: dí en el clavo, tocando un tema que nos aqueja a todos los artesanos que pretendemos ser emprendedores. No escribí nada nuevo, simplemente lo hice a mi estilo humorístico-irónico.
Es tanta mi vehemencia al hablar del alma que poseen los amigurumis, en como mi energía y mi amor quedan plasmados en cada punto bajo de crochet que tejo, que fue inevitable que el fuego de esa certeza de saberme una creadora de arte, se refleje en los últimos párrafos. Hasta a mí se me hace un nudo en la garganta cuando releo la última parte del post.
Y es que yo lo creo con cada fibra de mi ser. Soy una convencida de que mi propósito es servir de canal de la Divinidad y traer arte a este mundo.
Quizás hace un año, no veía estas cosas tan claras, pero mi alma sí ya lo sabía. Me pasé treinta y tres años buscando mi propósito en este mundo. Ahora que lo encontré, dudo que alguien o algo pueda detener mi expresión creativa. Ni siquiera yo la puedo parar, porque no me pertenece. No es mía, es divina, es celeste, es de la Providencia.
Hace un año atrás aún dudaba. Aún me costaba llamarme a mí misma "artista". Todavía me estaba buscando. Aún cometía errores de principiante, me daba pudor ponerle el símbolo "$" a las cifras cuando me preguntaban el precio de un muñeco.
Y cuando por fín me animé a decir "Este muñeco vale x cantidad", un señor, al que llamaré J, que me había pedido dos unidades del mismo amigurumi, al día siguiente canceló su pedido con una excusa convincente, muy diplomática, pero con un trasfondo tácito de "es muy caro", que no pasó desapercibido para mis antenitas leedoras entre líneas.
Eso fue todo lo que sucedió. No, no se asombren. Eso fue todo, de verdad. Esos son los hechos, lisos y llanos. Las mil quinientas palabras del post son el fruto de darme manija una y otra vez, preguntándome que había ocurrido "más allá de los hechos". ¿Qué había cambiado en ese espacio de veinticuatro horas entre el pedido y su cancelación? ¿Porque se había arrepentido en realidad el señor J?
Y por supuesto, mi manera sarcástica de plantearme las situaciones: ¿Qué? ¿Tengo cara de supermercado chino yo? ¿Te parece que vas a encontrar un muñeco de $14,50 en los chinos y además llevarte un caramelo de vuelto? No pretenderás que también te diga el horóscopo ¿no? Aunque no me costaría adivinar de qué animalito chino sos, a ver... dejame pensar... ¿Dragón? Mmm, no creo. ¿Gallo? No parece, eh... ¿No serás Rata? ¿O sí? ¿Sabés cuanto vale un muñeco en la juguetería? ¿Sabías que gastás el doble de lo que vale mi amigurumi saliendo a comer en un restaurant?
Y me preguntaba a mí misma: ¿Me molestaba que haya cancelado el pedido? No, al contrario, me hacía un favor. Tenía mi agenda cubierta de pedidos por tres meses. Entonces ¿qué diablos me incomodaba de la situación?
Lo que el señor J nunca dijo, que guardó para sí. Lo que calló. Eso me rompía soberanamente los ovarios: "No voy a pagar por tu trabajo". O interpretado a mi manera: "No voy a pagar por el tiempo que inviertas tejiendo esos muñecos".
Que eso es lo que en verdad significa para nosotras, las que aplastamos el trasero en la silla durante horas, en detrimento de nuestra vista, manos y espalda cuando nos ponemos a la tarea de tejer por encargo. Porque no es lo mismo tejer un día de lluvia, por el puro placer de relajarnos o divertirnos para confeccionar juguetes para nuestros hijos o sobrinos. No.
Tejer por encargo es un compromiso. Un pacto con alguien más. Un alquiler de horas de nuestras vidas que no volverán, para el disfrute de otra persona. No van a ser nuestros hijos, sobrinos o ahijados los que jueguen con ese amigurumi.
¿Con quiénes compartimos nuestro tiempo? Con nuestros seres queridos ¿verdad? ¿En qué invertimos nuestro tiempo? En nuestros intereses, naturalmente. O los de nuestra familia y amigos con los que tenemos intereses compartidos.
Bueno. Ese tiempo que dedicaremos a tejer por encargo, se lo quitaremos a nuestros intereses y a los seres queridos para beneficio de otra persona. Eso hay que tenerlo muy claro, gente. Porque por mucho que una disfrute del tejido, cuando nos comprometemos a tejerle un muñeco a alguien, estamos alquilando nuestro tiempo. Ni más ni menos.
Es por eso que muchísimas tejedoras no venden sus productos, ya sea porque no quieren hacer ese compromiso, o porque ponen un precio muy elevado a su tiempo -lo cual me parece genial- y los clientes son reticentes a pagarlo.
Yo también empiezo a transitar ese mismo camino en que pido un precio elevado por un encargo, resaltando el valor de mi tiempo. Si me dicen que sí, el esfuerzo al menos vale la pena. Y si me dicen que no, dedico mis horas a mis familia y mis intereses. Por supuesto sigo tejiendo, pero para mí y los míos.
Es una manera de equilibrar la balanza. Si cobro barato mi tiempo, me lleno de pedidos, y me faltan horas para vivir mi propia vida. No me parece justo.
Es cierto que construimos felicidad para los niños con cada amigurumi que tejemos. Pero todavía no me desperté una mañana diciéndome: "Hoy quiero ser la Madre Teresa de Calculta, así que me voy a poner a tejer muñecos a mansalva todo el día para cambiar el mundo, mientras mi hijo juega solo o mira la televisión porque no tengo tiempo de atenderlo ni jugar con él". ¡No, loca! ¡Pará un poco! Equilibrio y sensatez, por favor.
Así que volviendo al señor J, al que hoy, un año después, besaría sus bigotes en agradecimiento por cancelar su pedido y haber generado en mí tantos planteamientos que desembocaron en un post exitoso, le diría: "Me arrepiento de no haberte pasado de costo del muñeco el doble de lo que te pedí aquella vez. Gracias a vos, hoy me valoro todavía más".
¡Y que loco todo! ¿No? Dicen los que saben de estas cosas, que un post tiene un promedio de vida de tres o cuatro días antes de perderse en el mar de información de la web. Y gracias al señor J, don bigotes, ¿Te parece caro mi trabajo? está a nada de cumplir su primer añito. Se sigue compartiendo, recompartiendo y plagiando por las redes como el primer día.
Este es el momento en que me quiero poner el bonete, y cantar "Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz..." y pedir un deseo antes de soplar la velita.
Bueno. Un deseo, no. Varios. Prometo que pantuflas nuevas, no. Ese ya se me cumplió gracias a mi amiga Laura.
Mis deseos para este nuevo año de ¿Te parece caro mi trabajo? son:
1- Que mis clientes me elijan por mi talento y no por los precios de mis muñecos. Para barato, los chinos. Fija, fija. Yo hago arte, ellos comercializan sus productos.
2- Hablando de chinos, que cada vez que me vaya a sus supermecados, experimente el milagro que me tocó vivir el otro día: monedas de vuelto y no caramelos. Lo juro. Me dieron mo-ne-das, ¡monedas de verdad! Dos monedas de veinticinco centavos que voy a pegar en una plancha de madera y enmarcar para hacerme un cuadrito.
3- Que las personas que no leen aprendan a hacerlo. Y esto lo digo porque últimamente me encuentro con mucha gente preguntando cosas en los comentarios de Facebook que están escritas en la descripción de las publicaciones. Y por poco leer o por la pereza de hacerlo se están perdiendo mi post más exitoso. No leen dos líneas, ¿cómo van a hacer con mil quinientas palabras?
4- Que vos, que sí estás leyendo esto, y llegaste hasta acá; que aterrizaste en este post porque sos artesano/a, o simplemente porque te gusta como escribo -independientemente de a lo que dediques-, aunque sea sólo por hoy, te valores y valores tu tiempo. El mundo necesita gente que se ame más a si misma. Sólo cuando nos amamos, somos capaces de valorarnos más y mejor. De hecho, mi gratitud hacia vos es infinita, porque ahora podrías estar haciendo algo mucho más interesante que leerme a mí. Y estás acá. Mil gracias.
Y hablando de gratitud. Ese post y este Diario me han traído la bendición de la amistad. Amigas entrañables, queridas, superheroínas, mujeres maravillosas que hoy me acompañan en este camino de expresar mi yo creativo. Almas hermosas, que seguramente conocí en mis vidas anteriores. A algunas las conozco personalmente, a otras virtualmente. Las amo con toda la fuerza de mi corazón, a todas. Sé que este Diario mantiene su impulso y su vigor gracias al aliento constante de ellas.
A propósito, ese es mi último deseo antes de soplar la velita: que la Divinidad me siga bendiciendo con la amistad de esas personas maravillosas que ya están en mi vida, y con las que vendrán.
Y para cerrar de una vez este post de jolgorio y fiesta, de guirnaldas, papel picado, pitos y matracas, les dejo el párrafo más mencionado:
"Es curioso que mis clientes habituales jamás regateen mis precios. Será
porque ellos saben perfectamente que yo no vendo muñecos, yo regalo
tiempo y amor."
Aunque en la práctica cotidiana, vender un amigurumi es un intercambio necesario de dinero por muñeco, este párrafo sigue siendo válido y cierto. Aunque cobremos un millón de dólares por un gumi tejido, el amor va de regalo. Siempre. Es una yapa inevitable.
Lo repito: Cada amigurumi se va de mis manos con amor de regalo. Siempre.
Lo repito: Cada amigurumi se va de mis manos con amor de regalo. Siempre.
Les invito a celebrar conmigo este primer año: Brindo por el alma que poseen los amigurumis. Por el amor tejido en cada punto. Por la habilidad de nuestras manos de traer al mundo seres dotados de vida. Por las amistades que nos regala la pasión a lo que hacemos. Por todos los señores J, que sin querer, nos invitan a valorarnos...
...y ojalá llegue un día en que haga nido en el inconsciente colectivo, la ahora utópica idea de que los artesanos y artistas merecemos cobrar bien por nuestra labor, para que nunca más tengamos que preguntar: ¿Te parece caro mi trabajo?
Ojalá llegue un día podamos hacer aquello para lo que nacimos sin reveses ni cuestionamientos: arte para embellecer el mundo.
¡Chin chin!
...y ojalá llegue un día en que haga nido en el inconsciente colectivo, la ahora utópica idea de que los artesanos y artistas merecemos cobrar bien por nuestra labor, para que nunca más tengamos que preguntar: ¿Te parece caro mi trabajo?
Ojalá llegue un día podamos hacer aquello para lo que nacimos sin reveses ni cuestionamientos: arte para embellecer el mundo.
¡Chin chin!
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Me encantó Ceci....Qué los cumplas feliz!!! por muchos éxitos más !!! Te quiero mucho...leerte y escucharte me da mucha Paz
ResponderBorrarUn comentario como este es una abrazo al alma, viniendo de vos, además me llena el corazón!!! Gracias Gise querida!! ❤❤❤
BorrarQuerida artesana amiga, que buen momento en el que te he encontrado, cumpleaños feliz por aquel bendito momento de inspiracion en el que lograste volcar tu corazon y ser la voz de tantas y tantos artesanos de corazon, que se llenan de penas y frustraciones por encontrarse con clientes J.
ResponderBorrarUn.abrazo fraterno desde Chile.
Gracias amiga!! 💕💕💕
BorrarQue hermosas palabras... me quedo sin ellas para responderte. Me pone feliz poder poner por escrito lo que sentimos los artesanos. Y más feliz me hace que te identifiques con ello. Mil gracias!
Otro fuerte abrazo! 😊
Me ha gustado mucho tu reflexión y me siento identificada con toodo lo que expones. Yo necesito lo hacer arte con mis manos sea tejiendo, cosiendo, dibujando o pintando y lo que mueve todo ello es un amor interno y admiración hacia la vida misma. Como parte todo de ese sentimiento, siento al igual que tú ser un instrumento para que eso que llaman providencia, se manifieste. Y siento como tú que nuestra misión de vida es homenajear a la vida misma con creatividad y belleza. Yo x ahora no me gano la vida con arte pues no malvenderé nunca ninguno de mis trabajos, pero también reconozco que de momento no me mantendría a flote económicamente. Y digo de momento pq cuando mi hija se independice, será mi momento. Un saludote y gracias por mostrar tu sentir
ResponderBorrarHola Ana Belen!! Por lo que contás, a mi me da la sensación de que ya estás haciendo tu trabajo: expresarte.
BorrarDicen los que saben, que cuando hacemos lo que amamos, la prosperidad llega sola, por añadidura, como resultado de dar al mundo lo mejor de nosotros. Si estás convencida de ser un canal de la Providencia, creeme que la misma Providencia marcará TU momento.
Gracias por pasarte por aquí, me encantó leerte! Un abrazo!!