Henry, el niño, y un artilugio para sostener teléfonos celulares

Hoy no lavé los platos al levantarme. Volví a la normalidad.

Hizo un día hermoso, soleado, brillante. El clima templado y no ese calor de enero del nordeste, que broncea la piel estando a la sombra; que andamos todos negros mulatos pasando el día adentro de casa. 

Tomé mi mate dulce mientras husmeaba las visitas que recibió este blog durante el día de ayer. Me sorprendí de cuanta gente lee mis locuras, así como también me alegré. Lo que se comparte, se multiplica... Ahora todos los que estan leyendo esto se volverán un poco menos cuerdos. Alégrense conmigo, que en este mundo de gente normal haciendo cosas extrañas y antinaturales, ser loco no es tan malo.

El niño de los pantalones divertidos y míster Henry Monstruito, ambos amanecieron de mejor talante hoy. 

Nota: si no leíste la entrada antigua, difícilmente entiendas el párrafo anterior. 

Henry Monstruito y el niño de los pantalones divertidos 

Henry se dejó tejer la cabeza, aunque no sin incovenientes. El patrón que estoy utilizando debe ser clandestino, una muy mala copia del original, o es de un autor/diseñador con pocas ganas de transmitir su conocimiento, o tal vez se trate de simple negligencia. Ya me había causado dificultades al comienzo, tejiendo la boca; que siguiendo las indicaciones al pie de la letra, obtenía una banana amorfa y desprolija que desarmé tres veces hasta que le introduje mis propias modificaciones.

Pedí ayuda en  los grupos de amigurumis de Facebook, pero las chicas me decían que estaba clarito lo que había que hacer. Y es que sí estaba clarito, el problema era el resultado que obtenía. ¿Es que nadie tejió a Henry?

A la hora de añadir la boca a la cabeza, las indicaciones eran poco claras, así que googleando imágenes y deduciendo como venía la cosa logré terminar. 

Aunque mi perfeccionismo a ultranza se permite disentir con respecto a sí es un logro o no. 

Y esas no fueron todas mis peripecias con el divino de Henry. Al llegar a la vuelta 30, el patrón indicaba tejer 72 puntos, pero las indicaciones solo llegaban hasta el punto 46... por supuesto tuve que adivinar el resto de la vuelta para que me quedaran los benditos 72 puntos. 

Nota mental: primera y última vez que tejo a Henry. O mejor todavía: empezar a crear mi propio patrón del personaje. Con respecto al niño de los pantalones divertidos que amaneció tan entusiasta como la prenda que viste, pasamos el día juntos, ya que su papá se fue con sus amigos primero a jugar a los actores, y después a hacer ruido. 

Explico: mi marido fue convocado como actor para el cortometraje de un amigo (curiosamente a hacer del villano, lo cual me causó mucha gracia) y después se juntaron en una sala de ensayo de otro amigo a tocar rock and roll. Mi marido también es músico como yo, aunque él se recibió de profesor, algo que no haría ni aunque naciera de vuelta veinte veces. 

Como venía diciendo, el niño y yo pasamos el día juntos, haciendo lo que hacemos siempre que estamos juntos: corretear por toda la casa, jugar a que me escondo mientras el ríe a carcajadas, taparme la cara y decirle: "¡Ahora estoy! ¡Ahora no estoy!" e intentar tejer una ronda y que el venga llorando hasta donde estoy al percatarse de que desvié la atención hacia otra cosa.

Ahí es cuando dejo el trabajo arriba de la mesa mientras él se acurruca entre mis rodillas y me acaricia la panza. Tiene esa extraña manía de tocarme la panza o apoyar su cabeza en ella.

Aproveché el momento y le saqué una foto.

 

También aproveché el momento en que durmió su siesta para crear un artilugio de alambre y cordón de zapatillas que sirviera de soporte para el telefono celular.

El teléfono va inserto en él, luego ato el conjunto a un velador de esos que tienen gancho prendedor... ¡Voilá! El telefono suspendido en el aire, sostenido por el soporte, puede filmar desde arriba, hacia mi mesa de trabajo, donde tengo planeado crear muchos tutoriales en video, ya sea para enriquecer los post ya publicados, o crear nuevos post más dinámicos.

Estoy muy entusiasmada con eso. El artilugio funciona a las mil maravillas.

Todavía no quiero pensar en la enorme cantidad de tutoriales y blogs que voy a tener que leer para aprender a editar los videos en crudo para que queden medianamente decentes antes de subirlos a You Tube. Me voy a regodear en la alegría del momento de haberme dado maña para resolver la pregunta: ¿Cómo filmar desde arriba sin usar un palo de selfies?

Con respecto al reflector de luz de papel de aluminio que estoy armando, les voy a dejar con la intriga para los próximos capítulos de como me las estoy apañando...

...esta historia continuará...

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