domingo, 22 de diciembre de 2019

Una historia emotiva






A principios de diciembre me escribió un señor a la fan page del Diario. Lo primero que pensé fue "¡Oh, audiencia masculina! Qué raro..."

Bueno, no tanto. Hay un par de chicos y señores que siguen mis publicaciones, pero digamos que no son más de tres o cuatro. Mayoritariamente son mujeres quienes leen las locuras que escribo, y me envían mensajes por inbox.

Así que ver un nombre masculino sólo podía significar dos cosas: que me escribía por algo que ni remotamente era capaz de imaginar (como ocurrió una vez con un escritor que me envió sus felicitaciones), o que intentaba "llamar mi atención". Ustedes me entienden. De esos que escriben: "Hola, bombón ¿cómo estas?" y una tiene que simular que no sabe lo que están buscando. Y para no quedar mal se les responde: "bien". A la larga, terminan convirtiéndose en spam, y hay que andar bloqueando gente para no explicar que una foto de perfil, es sólo una foto de perfil. No significa "ando en búsqueda de aventuras extramatrimoniales". No. ¿Qué le pasa a la gente?

Afortunadamente, este nombre masculino me envió un mensaje que ni remotamente podía imaginar de antemano. Y cuando terminé de leer sus líneas, quedé realmente conmovida y emocionada. Era el esposo de una chica que me sigue en redes, Livi.

Pausa aquí. Vale aclarar que tengo una endemoniada memoria de elefante y que identifico a casi todas mis lectoras. Amén de que no son muchas. Bueno, así cualquiera memoriza, me van a decir. Sí, ¡qué se yo! Pero con esto seguro les sorprendo: nombre, edad (si no es la certera, al menos aproximada), nombre de su página o emprendimiento, ciudad, provincia, país de residencia y fecha de cumpleaños. Ah, el signo, el ascendente y si tienen la luna en Libra o en Capricornio también. A veces me parecen absurdas todas las molestias que me tomé en cumplimentar las leyes de protección de datos. ¡Que GPRD ni ocho cuartos! Que no necesito almacenar datos, si los tengo toditos aquí, en mi cabecita. ¡En el marote tengo las cookies!

Es curioso lo de la memoria, porque había leído por ahí que ésta se hereda de la madre. Cada vez que mamá hacía alguna de sus escenas y me decía una de sus frases épicas como "no servís para nada", "sos una inútil" o cosas así, si pasado el tiempo le preguntaba si recordaba alguno de sus discursos memorables, siempre respondía: "No me acuerdo haberte dicho eso" o "¡Yo JAMÁS te dije algo así!".

Desconcertante es de verdad, que la buena memoria provenga de una progenitora tan olvidadiza. Bromas aparte, ya saben que muchas veces mi licencia literaria se basa en exagerar la realidad para darle un cariz divertido. Pero aquí no exageré nadita de nada. Realmente me decía esas cosas. Afortunadamente hice las paces con esas historias por eso puedo narrarlas ahora despreocupadamente.

Volvamos a la memoria. El nombre Livi me sonaba, pero mi radar no la identificaba. ¿Cómo podía ser? ¿Acaso las cookies de mi cerebro me estaban jugando una mala pasada?

En el mensaje que me había envíado su esposo decía que ella era "fan", que me adoraba, me seguía, me leía... Rastreé a Livi y no encontré muchos comentarios suyos. ¡Eso era! Memorizo a las lectoras que comentan, y se ve que ella es bastante tímida. A lo cual siguió una pregunta aún más intrigante: ¿cuántas personas habrán como ella que siguen "mis locuras" sin comentar y yo ni enterada? O aún más asombroso: ¿qué me admiran? Wow... pensé y aluciné con lo que significaba eso.

Entonces Ian, el esposo de Livi, me contó que se acercaba la fecha de aniversario de su matrimonio y como ella era hincha mío, soñaba con tener el libro del Diario. Se lo quería regalar por la ocasión especial.

No sé que pensarán ustedes, pero a mi me pareció un dulce de leche total. Es más, le dije si no quería charlar con mi marido así le daba algunos tips sobre cómo ser un esposo dulce o aprender a hacer regalos de aniversario... Por cierto Rafa, el nuestro es en enero, a ver si te ponés la pilas, cariño...

Le indiqué a Ian la forma de adquirir el libro. Me había escrito después de buscarlo en varias plataformas digitales. Le expliqué que estas son las desventajas de ser autor independiente, y que para empeorar, soy argentina, así que muchas opciones internacionales para vender mi libro están absolutamente fuera de mi alcance. En fin.

Por suerte, en la plataforma dónde sí está el Diario, ¡entregaba a Perú! Me emocioné aún más. Gracias al aniversario de Ian y Livi, el libro llegaría por primera vez al país hermano.

Toda esta secuencia tan dulce y emotiva de una marido haciéndole un regalo a su esposa, y que además mi libro sea ese presente tan especial, me entusiasmó tanto que quise partipar más activamente. Le prometí grabar un video personalizado especialmente para Livi a manera de dedicatoria.

Muchos días antes de la fecha lo tuve preparado y le envié el link a Ian recomendándole: ¡Livi no lo puede ver hasta que tenga el libro en sus manos! Finalmente, sólo restaba esperar y rezar: que el libro llegara a tiempo y que todo saliera a pedir de boca.

Ayer, al poner la fecha del día en mi cuaderno para escribir las páginas matutinas, me pregunté por el destino del libro. ¿Habrá llegado? ¿Cómo terminará esta historia? ¿Saldrá todo tan bien como lo planeado?

Hoy, fue un día muy extraño. De hecho, toda la semana ha sido rara. Por un lado estoy muy frustrada por los algoritmos, datos estructurados y demás cosas técnicas de los blogs y las redes sociales. Gran parte del tiempo que le quité a leer mensajes de Whatsapp y responder comentarios, ahora lo dedico a buscar la manera de hacer SEO para dummies.

Miro interminables e ininteligibles tutoriales para aprender a copiar y pegar los códigos HTML correctos que hagan la magia de que mis posteos aparezcan en los resultados de búsqueda de Google. Es como que estoy un poco harta de ser cada vez más invisible. En vez de hacer lo que Facebook e Instagram quieren, les saco la lengua y publico lo que se me da la gana y a la hora que se me ocurra. Estoy aprendiendo a la fuerza que publicar lo que realmente quiero decir no tiene muchos likes y en ocasiones se ha prestado a la interpretación subjetiva de quién lee y no decodifica lo que en realidad estoy diciendo.

Por supuesto, los algoritmos penalizan esta sinceridad. La autenticidad no parece ser muy popular en estos días.

Neutralizo mi frustración diciéndome de que todo esto me libera de estar creando constantemente contenido nuevo y fresco. Si nadie me lee porque mis posteos no se muestran, da lo mismo que publique uno, cinco o siete días a la semana. Es más, mejor creo un buen contenido para un día a la semana, y los seis días restantes me pongo a tejer o a escribir alguno de los cinco libros empezados y no terminados.

Así es que, por otro lado, la invisibilidad es bastante conveniente, porque entonces ya no tengo que estar pendiente del teléfono o la computadora y me dedico a hacer lo que realmente debo hacer y que sí responde a mi propósito de vida: crear. O mirar películas y jugar a los jueguitos. Que con esto de ponerme la bandera de emprendedora, a veces se me olvida que el descanso, el ocio y el esparcimiento también hacen a una buena salud.

En esta dicotomía editorial me encontraba, un poco rara, sólo mirando notificaciones por mala costumbre y sin leerlas realmente cuando encuentro el mensaje de Ian: "Ya lo recibió y está llorando de felicidad."

El corazón me dió un vuelco.

¡Ay que alegría, por favor! le respondí que me contara todito todo lo que había pasado.

"Ella misma quiere contártelo".

No voy a reproducir los mensajes de Livi. Creo que en este mundo tan adicto a mostrar hasta la comida que se consume, los tesoros hay que guardárselos. Además estuve leyendo las nuevas políticas de Facebook, y resulta que Marquitos lee todos nuestros mensajes, así que tan privados no son. Da lo mismo. Sólo diré que lo que Livi me dijo me emocionó hasta las lágrimas. Jamás en mi vida imaginé ser capaz de inspirar tanto a alguien o causarle tamaña alegría. O cumplirle un sueño...

No puedo describir con palabras lo que siento en este momento. Quiero, pero es una experiencia inefable. Intraducible.

Livi me manifestó que le parecía increíble estar charlando conmigo. Sonreí. Le dije que soy una persona bien pero bien común y silvestre que redacta estas líneas sin haberse peinado en todo el día y merodeando descalza por la casa.

Lo único que hago de diferente es publicar mis polémicas reflexiones en un blog y en las redes, porque tengo la inamovible convicción de que un mundo mejor es posible. Exponerme a todo lo que me expongo, -cuando podría seguir siendo invisible y hacer una vida normal sin calendario de publicaciones- responde a algo mucho más grande que yo. Y que además, ni siquiera lo puedo manejar. ¡Es que las palabras salen solas! ¿Quién mueve mis dedos por el teclado? Ciertamente, no soy yo. Yo, si pudiera ahogar ese fuego interior que me posee, en este momento estaría jugando al Age of Empire Edición Definitiva.

Aún así, entendí la emoción de Livi. Fue la misma que sentí cuando el gran humorista argentino Larry de Clay me envió una foto posando con el libro en sus manos. O teniendo la oportunidad de que él me entreviste telefónicamente a mí. O sea, atendeme un cachito lo que está pasando... ¡estoy hablando con Larry de Clay! ¡Un humorista con más de veinte años de trayectoria que veía en la tele cuando era chica!

Esas personas nos parecen inalcanzables, y las llamamos famosas porque descollan en lo que hacen. Sin embargo son tan humanos y cotidianos como nosotros. Lo realmente fabuloso fue estar en esa categoría en el corazón de Livi, que me ha seguido todo este tiempo resguardada por su timidez que impidió que la identificara como a una de mis lectoras asiduas.

Pensé también en publicar el video de la dedicatoria, pero como es muy personal, exclusivamente para ella, no podría hacerlo sin su consentimiento.

La historia de Livi e Ian, merecía un buen post porque es sumamente emotiva. Un esposo atento y dulce moviendo cielo y tierra para encontrarle el libro que más quería su mujer y regalárselo como celebración de aniversario. Que ese libro haya sido justo el mío, es, es, es... ¡ay, no sé que es! ¡Es tan lindo!

Pero no perdamos de vista el verdadero mensaje implícito de esta historia:

-Lo que es capaz de hacer un hombre que ama a su esposa para agasajarla.
-Lo importante que puede ser para alguien eso que nosotros expresamos naturalmente.
-Nunca se sabe quién más está observando y admirando, (aparte de Marquitos, pero eso ya lo sospechábamos ¿verdad?), así que a larga, es mejor ser fiel a una misma que adaptarse a los algoritmos de las redes sociales.
-Alegrar a las personas a veces es mucho más fácil de lo que imaginamos. Un pequeño gesto puede hacer TODA la diferencia.

Y lo más importante: Al final, lo único que nos llevaremos es el amor que damos. Parece que vertemos agua en otros, pero en realidad, llenamos nuestro cuenco. 

Cuanto más amor damos, más amor tenemos...






Entradas anteriores:


https://diariodeartesana.blogspot.com/2019/10/es-el-mago-de-ayer-el-artesano-de-hoy.htmlhttps://diariodeartesana.blogspot.com/2019/07/como-es-afuera-es-adentro.html
https://diariodeartesana.blogspot.com/2019/06/lavar-la-ropa.htmlhttps://diariodeartesana.blogspot.com/2019/05/la-palabra-prohibida-preferible-no-saber.html
https://diariodeartesana.blogspot.com/2019/03/como-gestiono-mi-tiempo-parte-ii.htmlhttp://diariodeartesana.blogspot.com/2019/03/como-gestiono-mi-tiempo-parte-i.html



Conocé la Fan Page del Diario:

https://www.facebook.com/diariodeunaartesana/




http://eepurl.com/dqfst1
http://eepurl.com/dqfst1




2 comentarios:

  1. Que tierna historia!!! De esas que enamoran a la verdadera Any!!(a la impostora también pero por ahi,no lo reconoce tan facilmente 😂😂😂).
    Que gesto hermoso de ese amado de escuchar y complacer su anhelo!!
    Que bello también saber que todavia hay personas que regalan libros, y personas que anhelan recibirlos como regalo!!
    A Este relato no se si navideño pero creo q si amerita ser llamado asi llenó mi corazon de gozo.
    Tu pluma no tiene limite creo que aun si escribieras un texto financiero conseguirias que sigamos leyendote.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿La impostora con nombre científico en latín? Irreproducible, por cierto ¡jaja! Para mí que el garrote lo tiene de adorno, porque en el fondo es tan dulce de leche como los protagonistas de esta historia...

      Es verdad, parece un relato navideño, pero es que ni siquiera me dí cuenta de la fecha jajaja! Lo único que advertí es que hacía tiempo que había dejado de creer en Papá Noel, sin embargo, ha tenido a bien hacer acto de presencia en esta ocasión... lo viví como un milagro...

      Respecto a lo que no tiene límites es la generosidad de la Divinidad... parece tan simple y sin embargo solemos hacerlo tan difícil: entregarnos a ella. Mi pluma es un pajarito libre que nunca puedo atrapar...vuela por donde quiere y solo me dedico a seguirlo... la mayoría de las veces hasta yo me sorprendo de los destinos que elige. Creo que eso es otro milagro más...

      Gracias por leerme siempre Sil, y preparate como lectora beta que ya voy terminando el capítulo 1 del Diario 2...

      Borrar

¿Qué te ha parecido el post? ¡Me encantaría conocer tu opinión! Escríbela en los comentarios que ¡vengo corriendo a leerte!