viernes, 21 de junio de 2019

Lavar la ropa






Me senté cinco minutos a escribir estas líneas. No sé muy bien adónde me van a conducir.

Desde hace dos semanas la emoción se entremezcla con la desesperación. 

Nunca imaginé que la tristeza fuera dulce o la felicidad asfixiara como me ocurre ahora. Jamás se me habría cruzado por la cabeza el pensamiento de que albergar tantos sentimientos y sensaciones pudiera ahogar. 

Estoy lavando la ropa. Comencé por lo más fácil: me resisto a reflexionar en las cosas difíciles y en los compromisos que estoy rehuyendo. Arriba de la mesa tengo la agenda abierta, con una lista sujeta por un clip a una hoja que dice 18 de junio. Es una lista de muchos ítems. No me atrevo a leerla para no abrumarme tan pronto. 

Primero, la ropa. Después veremos que sigue.

Hoy comienza el invierno pero no hace frío. El clima es muy agradable. Salió el sol. Siempre me pongo feliz cuando sale el sol. Los solsticios y equinoccios son inflexiones en el tiempo que usualmente repercuten en mi alma. Les doy una calurosa bienvenida cuando llegan, pero también les temo: siempre que vienen traen consigo una ola de cambios.

Estoy muy cómoda así. Ya no quiero seguir cambiando. Me resisto. Hace tres años mudo de casa, oficio, sueños... como estaciones en el calendario. Cambié tanto que, ya no quiero cambiar. Aprendí tanto, que ansío un poco de paz. Tranquilidad. Quietud.

Mi teléfono no opina lo mismo. Cada vez tengo más notificaciones para revisar. Y también me resisto a eso.

Hace seis días presenté el libro Diario de una Artesana en un evento pequeño, pero emotivo.  Me contuve las lágrimas cuanto pude. Cuando todo terminó, me anestesié tres días devorándome dos temporadas de una serie en Netflix. Para no pensar. Para no sentir. No queria volver. Aún no quiero. Pretendía apagar el celular y esconderlo dentro de un cajón. Pero el punto en el que estoy ahora, ya no me permite volver atrás. Ya no puedo volver. Ya estoy aquí. Y sólo existe una dirección hacia dónde mirar: adelante.

Mi hijo vino a darme un abrazo y se fue. Dos palmaditas para tranquilizar a mamá y hacerle saber que todo está bien. Qué asombrosa es la intuición de los niños. ¿Cómo supo?

Todos los días encuentro un mensaje de alguien que está leyendo o terminó de leer el Diario. Y absolutamente todas las devoluciones me inundan de lágrimas los ojos. Soy tan feliz que me ahogo. No hice nada diferente a lo que me encuentro haciendo justo ahora: expresarme por escrito. Narrar lo que siento. Contar una historia. O muchas. Describir poéticamente un proceso: el mío.

Y es que a veces siento que me atiborran de una responsabilidad que transciende mi capacidad: no soy el gurú de nadie. No soy maestra de nada. No tengo todas las respuestas. Soy un simple ser humano más, un número en el Registro Civil, un nombre en el padrón electoral, un bulto entre la multitud. Y no cuenta que tenga el pelo pintado de violeta. Eso es circunstancial.

Solo trato de vivir lo mejor que puedo y hacer lo que considero correcto. Escribir y publicar ese libro era mi sueño. Pagué el precio que me pidió la Vida y lo cumplí.

Me emociona que el libro les toque el corazón, porque yo misma partí el mío para escribirlo. Pero ahora siento que lo que hice tuvo repercusiones imposibles de prever con antelación. Y una veintena de personas han llorado y reído con palabras que ni siquiera son mías. ¿O sí?

Creo que son de algo o alguién mucho más grande que yo.

Mucha gente pensará que estoy loca al leer lo que sigue: en las madrugadas de escritura, una docena de seres invisibles se paseaba a mi alrededor como el vecino Pancho por su casa. No podía verlos, pero sí sentirlos. También escucharlos.

Ahora me felicitan por el logro y lo agradezco tanto, tanto, tanto. 

Pero no hice nada extraordinario. Lo único que tengo de inusual es mi fabulosa habilidad para entregarme a ese algo o alguien más grande que yo. Mi sumisión es total. Y no me imagino a mi misma asumiendo otro comportamiento que no sea ese, el de absoluta entrega.

En los momentos de desesperación como este, también me entrego. Abro un bloc de notas y me dejo conducir, guiar, arrastrar y sentir lo que sea que ese desespero quiera comunicarme.

Amo este Diario porque hasta ahora es la mejor herramienta que poseo para dejarme dirigir.

Sé que debería seguir lavando la ropa y apurarme en concluir los pendientes de esa maldita lista. 

Pero hoy comienza el invierno, y aunque el clima es muy agradable, tengo frío en el alma: la desesperación y la incertidumbre del porvenir me congelan la mente y el corazón.

Si tuviera todas las respuestas o al menos pudiera ser mi propia gurú, no estaría escribiendo estas cosas. Tampoco sería necesario entregarme para ser guíada.

He releído estas líneas y son tan patéticas que hasta me da vergüenza publicarlas. Pero el contrato que firmé con la Vida también incluía lo bizarro y lastimoso de mí. Seguiré siendo un ser humano completo en la medida que exprese todo: lo luminoso, plasmado en el libro, y lo oscuro, líneas incoherentes y penosas cómo éstas de ahora.

¿Y el humor? No me olvido del humor. Ahora puedo llamarme escritora y decir solemnemente: he cumplido mi sueño.

Pero ni aún con el pelo pintado de violeta, ni escribiendo para hacer honor a mi nuevo galardón, me salvo de seguir lavando la ropa.



************************************



P/D: El próximo post será más entretenido, lo juro. Me tomé la licencia de hacer mi pequeño duelo por el fin de una etapa.








Entradas anteriores:


https://diariodeartesana.blogspot.com/2019/05/la-palabra-prohibida-preferible-no-saber.htmlhttps://diariodeartesana.blogspot.com/2019/03/como-gestiono-mi-tiempo-parte-ii.html
http://diariodeartesana.blogspot.com/2019/03/como-gestiono-mi-tiempo-parte-i.htmlhttps://diariodeartesana.blogspot.com/2019/01/los-mejores-comentarios-del-mundo.html
https://diariodeartesana.blogspot.com/2018/12/valentia.html



Conocé la Fan Page del Diario:

https://www.facebook.com/diariodeunaartesana/




http://eepurl.com/dqfst1
http://eepurl.com/dqfst1




6 comentarios:

  1. Ceci...es por esto que me gusta lo que escribís ...sos fresca y espontánea ...y. No importa cuál sea el enfoque que le des a lo que escribas ...el sentimiento fluye al texto ya sea serio o divertido, filosófico o no. Y nosotras meras lectoras detrás de una pantalla lo disfrutamos por igual..te quiero!! Gracias por existir.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Sil! Qué decirte? Es lo que sale nomás! Es una alegría enorme saber que lo disfrutás! Sabes que te amo hasta el infinito y más allá, pero me encanta repetírtelo! 🤣 Gracias a vos por existir!!

      Borrar
  2. Wow!cuántas emociones juntas. ..me encantó.
    Lo importante es que esto que te está pasando lo disfrutes,lo vivas y lo Ames,no todos tenemos ese Don tán maravilloso de expresar lo que sentimos o escribir. .entonces amiga seguí escribiendo. .Y mientras no dejes de ser tu misma lavando ropa o haciendo las tareas del hogar ya vendrá el tiempo de que alguien lo haga por vos...o quizás no quizás es lo que necesitas para tomarte un respiro y seguir adelante. Besos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Es verdad Normi!! Cuando hago las tareas de la casa (incluso las que no me simpatizan) me digo que una parte de mí también se ordena y limpia. Hay una relación directa entre lo que hacemos, y lo que sucede en nuestro interior... y por supuesto, hay que seguir... me emociona un montón que me acompañes, que estés presente... es muy valioso para mí! GRACIAS!! Abrazote gigante!

      Borrar
  3. Gracias por poner en palabras todo lo que men generan los cambios de estaciones, y no lo puedo escribir!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Si, reina. Los finales de ciclo como las estaciones generan una especie de duelo interior. Pero también significan un nuevo comienzo, nuevas energías que llegan... Como todo cambio, al principio duele un poco, pero no impide celebrar lo que empieza... disfrutemos de eso también! Qué lindo haberte reflejado... ❤

      Borrar

¿Qué te ha parecido el post? ¡Me encantaría conocer tu opinión! Escríbela en los comentarios que ¡vengo corriendo a leerte!