viernes, 3 de mayo de 2019

La palabra prohibida, preferible no saber




Están pasando tantas cosas y todas juntas, que me dan ganas de parar el mundo. ¡Detengan todo, que me quiero bajar!

La mejor manera que conozco de detener el tiempo es volcándome en mi amado Diario. Así que acá estoy, nuevamente. Tratando de ordenarme para seguir adelante. 

¡Dios mío! Ni siquiera sé por dónde empezar.

Creo que si lo hago con una analogía que me da vueltas en la cabeza desde esta mañana, pueda ilustrar mejor cómo estoy viviendo todas estas experiencias maravillosas, aunque también abrumadoras.

Una vez leí por ahí la historia de un chico que se durmió en una clase de Matemáticas. Cuando despertó, estaba sólo en el salón de clases. En el pizarrón estaban escritos cinco ejercicios matemáticos. Los copió en su cuaderno. Luego recogió sus cosas y se marchó a su casa. 

Durante todo el fin de semana intentó resolver los ejercicios, y sólo lo consiguió con tres de ellos. En la siguiente clase, un poco avergonzado, le enseñó a su profesor los resultados, pidiendo disculpas por haberse dormido en la clase anterior, con lo cuál se había perdido la explicación de cómo resolverlos.

El profesor se quedó mudo al ver los apuntes del chico. Esos cinco ejercicios eran considerados irresolubles incluso para los grandes matemáticos. Los había escrito en el pizarrón sólo a modo de ejemplo. ¿Cómo era posible que el chico hubiese resuelto tres de ellos?

Respuesta: porque no sabía que eran considerados imposibles de resolver.

Generalmente cuando nos sobreviene una idea de algo que queremos hacer, o un nuevo proyecto en el cuál nos queremos embarcar, primero las voces de nuestras cabezas que dicen "saber", y luego los consejos de nuestros cercanos que no quieren vernos frustrados e infelices, nos sugieren que dejemos de lado las locuras y nos concentremos en la fórmula que ya se sabe que funciona.

Soy una férrea defensora del saber intelectual, y me paso la vida estudiando de manera autodidacta cosas nuevas de múltiples disciplinas. No obstante, existe un punto donde el saber interfiere en lo que somos capaces de hacer o de lograr. Un punto que nos coarta la imaginación. Y la medida exacta de nuestras posibilidades y talentos. Generalmente, ésta siempre suele ser mayor a lo que pensamos.

Precisamente esto mismo estoy viviendo ahora. Habían tantas cosas que no sabía antes de emprender este camino, que gracias a esa ignorancia, a ese desconocimiento, seguí adelante sin preocuparme por los posibles obstáculos que podían ir apareciendo. 

Si hubiese sabido todo lo que implicaba publicar el libro, jamás lo habría intentado siquiera, de tanta flojera que me iba a dar todo lo que se me vendría encima.

A veces, es preferible ignorar que algo es imposible. O bien, ese dicho que dice que hay que tener en secreto los nuevos proyectos para que no nos desmoralicen antes de llevar a cabo la idea, funcionaría más bien para que no nos contaminen con cosas cómo "es muy arriesgado", "¿estás segura de qué queres hacer eso?", "¿te parece que pueda ser viable?", "eso es una locura"  y cosas así. 

Y por dar un nimio ejemplo de a qué me refiero, les cuento que hasta hace un año y medio, calcular el tamaño de un amigurumi parecía una tarea imposible. Luego de dar vueltas la idea en mi cabeza durante meses de cómo podía lograr algo así, llegué a la conclusión de qué era tan fácil como multiplicar las rondas de un patrón por la medida de la hilera. 

Por supuesto, en el caso de las patas de un muñeco, por ejemplo, en que las primeras rondas no ganan altura, sino diámetro, esa medida era ligeramente menor a la hora de calcularla.

Para resumir: conseguí por medio de un documento en Excel, una calculadora de presupuesto de un muñeco junto con las medidas aproximadas del mismo, con un margen de error de más/menos dos centímetros. Esto se lograba introduciendo el patrón en los casilleros, y por medio de las fórmulas del programa se obtenía precio final del muñeco, cantidad de horas trabajadas y tamaño.

Por esa época, un colega, hombre tejedor, Rodrigo Agostino había publicado en su fan page una calculadora de hileras y puntos para prendas en dos agujas. Así que tomé la idea del Excel para improvisar la calculadora de amigurumis. 

Conversando de esto con mi marido pensé que sería una buena idea hacer una app con estas mismas funciones. Cómo no sé programar una sóla línea de código (salvo los copia y pega que hago a menudo con el HTML de los blogs) y no me tomé el tiempo para aprender a utilizar las plataformas web que permiten codificar de manera visual, la idea quedó durmiendo ahí.

Hace unas semanas, mi colega Lily Omiñuk me pasó un link para descargar una app brasilera que consigue el resultado de calcular presupuesto. Aunque bien, no tiene la opción de tamaño. Por cierto, es una app buenísima y su interfaz es sencilla y atractiva. Cuando recuerde cómo se llama les paso el nombre para que la busquen.

¿Qué moralejas tiene esta historia? Primero, que hice caso omiso a comentarios que solía ver en grupos del tipo "es imposible calcular el tamaño de un amigurumi". En vez de eso, coloqué mi atención en notar como a medida que mejoraba mi técnica, al ver sólo la foto de un muñeco me daba cuenta inmediatamente de si este era chico o grande, por la cantidad de rondas que tenía. Segundo, cuando Rodri publicó su calculadora en Excel, abrió la puerta a una posibilidad: si esto funciona para dos agujas también podría funcionar para crochet. Y tercero: como dice el dicho: "Cocodrilo que se duerme, termina cartera". Mientras yo pensaba en una app, brasileros ya la estaban desarrollando.

Imposible debería ser una palabra prohibida en el vocabulario común y corriente. Por utilizarla existen allá afuera millones de personas frustradas e infelices. No por haber fracasado, no. Por no haberlo intentado. 

Creo que yo misma hubiese estado en esas condiciones si conocía de antemano todo lo que implicaba ir en pos de mis sueños. Lo que estoy viviendo, los obstáculos que estoy sorteando, los desafíos nuevos que aparecen cada semana, cada día, a cada momento, son capaces de atemorizar a cualquiera por muy valiente que sea. Y me considero una persona sumamente valiente.

Soy de esas que van all in con un par de reinas jugando al Poker Star. A la pileta, de cabeza, apretando los dientes y cerrando los ojos. Y en el parque de diversiones, directo a la montaña rusa más empinada o al Martillo. Quedarme suspendida boca abajo a mucha altura, justamente porque tengo vértigo y miedo a las alturas. Vamos, si soy una kamikaze nata. Moriría por mis valores, ideales y utopías.

Cómo todo está sucediendo tan deprisa que hasta casi me mareo, necesitaba este solaz, esta pausa, este escrito. 

Un sueño, la publicación de mi primer libro, a pocos días de cumplirse. Otro sueño dormido, la grabación de un video clip de una de mis canciones, también a poquito de lanzarse. Por el camino me siento estirada de todos lados, la presentación del libro, el lugar, la organización, la gacetilla de prensa, el auspicio de la Sociedad Argentina de Escritores que apareció mágicamente. Paola, mi editora, dice que estoy viviendo experiencias soñadas, pero yo todavía no me entero.

Uno me pide un flyer. Otro, una reseña del libro. Un lector me pregunta cómo adquirirlo. Mis amigos me felicitan por el futuro video. Una charla en el jardín de mi hijo. Los improperios naturales por los días nublados que no permiten lavar la ropa. Una publicación para pogramar aquí, y otra por allá. No debo olvidarme de replicarla en Instagram también. Una nueva sección en Aramela Artesanías, cinco trabajos en proceso, un encargo nuevo. Unicornio, un clásico.

Las clases de ukelele de Any. Mientras le enseño, aprendo. Lo único que toco pasablemente es la guitarra. Las transmisiones en vivo en Ulylan. Ahora tengo que agendar teñirme y cortarme el pelo, con el cabello largo no tenía que preocuparme por eso. Tuve que mirar tutoriales de maquillaje para principiantes. Tengo serios problemas de dicción pero nadie parece darse cuenta.

Una empresa se interesa en mi trabajo y me quiere contratar como comunity manager. Mi amiga Claudia me declara multipotencial y me pongo a investigar al respecto. Aún queda pendiente lo de la página web del Diario. Mi amiga mexicana Perla, inicia una cruzada personal para brindarme información de editoriales locales que podrían interesarse por mi libro. El primer grupo que terminó el Reto de Gestión de Tiempo está muy contento y los miembros afirman encontrarse más enfocados y organizados. Me pongo feliz. 

Alguién hace copy/paste de una de mis poesías tejeriles, otra me acusa de plagio de ideas y me expulsan del único grupo de escritores del que participaba. Me pongo triste por ambas cosas; la primera porque omiten mi nombre, la segunda porque ni aunque tuviera la intención de plagiar algo ajeno me alcanza el tiempo para ver lo que publican mis propios amigos, menos para andar ociosa en cuentas de escritores. Tampoco me explicaron qué supuestamente plagié. Sólo la acusación indefinida y visiblemente mal intencionada. Supongo que era inevitable que sucediera, la administradora del grupo y la acusadora eran la misma persona y yo tan campante respondiéndole: "tengo mi propio estilo, linda."

Los platos amontonados en la cocina. Hay un ovillo rosa arriba de la mesa que me mira con cariño y yo lo salteo para más tarde. Acaricio mis agujas. Hay cuatro libros al lado de mis cuadernos que empecé a leer y no terminé: Brandoffon de Andy Stalman, Un Curso de Milagros, El Cliente de Jonh Grisham y A los que despiertan de Trigueirinho. Tengo tres más en PDF ya empezados. Necesito conseguir un proyector. Tengo que ir al centro a comprarle una zapatilla nueva a mi hijo. No recuerdo si hoy me peiné o salí de casa sin mirarme en el espejo.

Mis lectores me impulsan a seguir adelante. No sé que haría sin ellos. Antes de dormirme me pregunto si alguién comprará mi libro o usaré los emplares para armarme un estante para la cocina. Sí, claro que tengo miedo. Casi vendo un riñón para pagar los gastos de impresión, y se salvó mi marido por poco a que le empeñara el coche. Claro que tengo vértigo, no soy Alanis Morisette cantando. No sé como se actúa para la filmación de un video clip. 

Voy all in, para adelante, con miedo y vértigo, mareada porque mis amigos me dicen que no los olvide cuando me convierta en famosa. Y yo disiento entre dientes, porque mi memoria de elefante impide que olvide incluso a quiénes por cuestiones de la vida ya no se encuentran en mi cotidianeidad diaria. Sin embargo estuvieron allí para ayudarme en el momento justo. Puedo identificar a la mitad de mis seguidores asociando al mismo tiempo nombre, país, ciudad y nombre de su emprendimiento. 

Ocho posts para Amigurumislandia este domingo. Me harté de comer milanesas. Quiero vacaciones. Todavía no saqué las fotos de la chatita a crochet que terminé la semana pasada.

Mi hijo me pide la leche y me levanto a preparársela mirando de reojo la batería de la netbook. No vaya a ser que se apague cuando más fluídas vienen las palabras a mi mente.

Hay once temporadas de los Expedientes Secretos X que me muero por mirar, porque estoy enamorada secretamente de Mulder. Apuesto a que es de Sagitario. Bueno, casi le atino. Un signo de fuego sí, como él de todas las personas importantes de mi vida: Leo.

Ya me fumé medio atado de cigarrillos. No sé usar Spotify. Pero no importa. Lo único importante es "saber" que es posible aprender a usarlo. Y que imposible debería ser una palabra no-sabida. No aprendida nunca ni enseñada jamás.

Habría que erradicarla totalmente del vocabulario y de la psique de las personas. Arrancarla del inconsciente colectivo.

Una siesta en el momento justo permitió a un estudiante "lo imposible" para los doctos matemáticos. Un post del Diario a tiempo, me mantiene cuerda entre tanta locura.

Quizás hasta logre lo imposible gracias a que no sé lo que me depara el destino. Maktub, "está escrito". Pero afortunadamente lo desconozco.

"Voy a volar" dijo el gusano. Todos ríeron. Excepto la mariposa.










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6 comentarios:

  1. Wow!!!genia!como me encanta leerte.Cómo me gustaría tener un poquito de tu imaginación,para las palabras. Es tan lindo lo que escribís. Me alegro que todo se te esté dando en tu vida,seguí así simple sencilla pero con personalidad. Y recuerda que siempre existirán quienes tratarán de voicotearte pero sigue adelante que vas bien.
    También amo Maktub y el Alquimista. Me ayudaron mucho hace un tiempo atrás... debería leerlos de nuevo a ver si levanto otra vez.. un beso y abrazos a la distancia. Perdón por no comprar tu libro por el momento me es imposible.

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  2. Hola Normita!! No te preocupes, me basta tu intención y me alegran el día tus palabras! Respecto a la imaginación, es un músculo. Todos lo tenemos, solo hay que ejercitarla. 😉 Maktub y el Alquimista son grandes libros, ojala y los releas. A mi me ayudaron mucho en la adolescencia. Un besote enorme y gracias por leer y comentar! ❤

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  3. Ceci...que decirte!!! Como siempre magistral..podes plasmar tan bien lo que sentís que es como si el lector lo estuviera viviendo..y a no temer esto es solo la punta del ovillo!!

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    1. ¡Qué buena analogía!¿Me llevará al centro del laberinto este hilo de Ariadna? ¡Gracias Sil! Es lindo lo que decís porque compartiendo esto y que ustedes lo puedan sentir también hace que todo sea más llevadero... gracias! te quiero mucho!

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  4. Mi bella Cecilia!!!.. Me pones los pelos de punta con cada escrito.. Este post me llega a lo más profundo del corazón, te admiro un montón, me siento muy afortunada de encontrarme una persona como tu en el camino, con tanta luz, con tanto amor, con tanto conocimiento... Tus talentos, dones maravillosos, la escritura y artes manuales ya las admiraba por tus trabajos, tu maravillosa voz y talento musical lo pude descubrir gracias al reto de Winelvi... No fui estudiante destacada en tu reto de 21 días.. Pero gracias a él, se que tengo oportunidad, porque cada día me permite avanzar y seguir aprendiendo de tu mano... Te leo y veo a una mujer maravilla.. A una heroína de mi historieta preferida, aguerrida, líder, demasiado top.... Me siento abrumada solo con leer todo lo que estas haciendo en estos momentos, y nuevamente gracias a ti, se que siempre será posible cumplir mis sueños.. Y que con amor y constancia, soltando y confiando, todo llegará!!!.. Te quiero mi Cecilia bella!!

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    1. Raquel querida! No podés verme pero te lo cuento: lloré al leerte. ❤ GRACIAS así con mayúsculas, para resumir la oleada de sensaciones hermosas que me causaste.

      Creo que a cada momento estamos eligiendo entre la versión que otros tienen de nosotros y la que nosotros sabemos que somos. Y somos mucho más inteligentes, amorosos y capaces de lo que creemos. (Quizás debería hacer hincapié en esa oración del post donde lo afirmo: generalmente la medida de nuestros talentos es mayor de lo que pensamos).

      Todo el tiempo estamos eligiendo. Yo elegí ser mi mejor versión, y todos los días renuevo esa elección. Al contarlo, al escribirlo, al compartirlo con todos ustedes les muestro que es posible, que sí se puede, que cualquier persona con un poco de voluntad puede lograrlo también.

      Soy muy feliz de haberte encontrado, porque si de luz hablamos la tuya es resplandeciente y bella, como vos. Y espero ansiosa ese día en que por fin podamos darnos un gran abrazo!

      Te quiero mucho, Raquel! Y te animo a que seas tu propia heroína, ya que todo lo que en este momento estás viendo en mi, es un reflejo de lo que vos ya sos. Me alegra servirte de espejo para que te veas en toda tu luminosidad!

      Abrazo enorme, bella!!



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